En mi camino de autoconocimiento, me encuentro haciendo una formación en Sistema Nervioso y Trauma. El curso incluye sesiones de Somatic Breathwork💨 y hace unos días experimenté mi primera sesión.
La respiración somática tiene la intención de activar (a través de una forma determinada de respiración🫁) tanto el sistema nervioso autónomo simpático como el parasimpático, en un ambiente seguro, para poder habilitar y permitir al cuerpo expresar aquellas sensaciones, emociones y movimientos que necesiten liberarse, donde su expresión haya quedado limitada, reprimida🚫o interrumpida.
El espacio que elegí para hacerlo (que tiene que ser amplio para permitir el movimiento) fue el living🛋de casa. Ni más ni menos que mágico, es el mismo espacio donde nació nuestro hijo 👶🏻 donde hice el Ritual de Cierre de Caderas, y donde convengen el juego y nuestra vida social y hogareña. Los primeros rayos de sol ☀️asomaban por el ventanal y la soledad de alguna forma me hacía sentir segura para expresarme.
Les confieso que me imaginé explotando en un llanto inconsolable 😭 o en raptos de ira incontrolable, pero no fue tan así. Realicé la sesión por diferido (grabada), aunque lo ideal es hacerla presencial, con una persona lo suficientemente empática para sostenernos en el proceso🤲🏻.
Me acosté sobre una manta y le dije a mi cuerpo, me dije a mí misma: “Estás es un espacio seguro. Podés sentir lo que necesités sentir“. Mi mente soltó el control y de a poco me fui conectando con todos los recovecos de mi ser. No esperaba nada, no juzgaba nada👩🏼⚖️, lo que se expresara estaría bien. No había correcto ni incorrecto. Me sorprendió la cantidad de movimientos expansivos que me pedía, sobre todo en la zona de la cadera y de los brazos. Apertura, distensión, se sentía muy agradable. Se estaba expandiendo mi zona creativa, estaba haciendo lugar para lo nuevo. Estaba adueñándome de mi propio espacio, de toda mi corporalidad.
Conecté con mis manos🖐🏻, visualicé que son las mismas que tengo desde bebé, desde pequeña. Ahora más arrugaditas y secas, pero más fuertes, y les agradecí por todo lo que sostienen, todo lo que me permiten tomar. Lloré y me prometí que esas manos fueran para dar amor❤️.
La sesión en total duró una hora. Lo programé para después tener el tiempo y espacio suficiente para integrar lo que había vivido y sentido, sin entenderlo o racionalizarlo. Lo que me pedía el cuerpo estaba bien😌, era lo que necesitaba mostrarse, lo que podía mostrarse. Como le dije a mi hermana astróloga, tuve una experiencia muy sagitariana♐️😄.
PD: Tener en cuenta que estas instancias de conexión corporal e integración de vivencias pueden ser muy movilizantes y evocar recuerdos o emociones contenidas, es por eso que es recomendable ser acompañadxs por un terapeuta en el proceso, de forma que se puedan abordar adecuadamente los temas que surjan.